La vitamina A, también conocida como retinol, es una sustancia importante en la retina que te permite ver en la penumbra. El betacaroteno, un precursor de la vitamina A que se encuentra en las verduras, tiene propiedades antioxidantes, lo que significa que protege a las células del daño oxidativo.
La vitamina D es una vitamina liposoluble. Se conoce como la «vitamina del sol», que protege al organismo de la exposición a los rayos UV. La vitamina D se convierte en la hormona clacitriol en los riñones, que es en realidad su forma más activa. La acción de esta hormona se dirige hacia los intestinos y los huesos. La principal función biológica de la vitamina D es mantener niveles normales de calcio y fósforo en la sangre. La vitamina D contribuye a la absorción del calcio y mantiene los huesos sanos. Contribuye a la mineralización ósea junto con otras vitaminas, minerales y hormonas. Sin vitamina D, los huesos pueden volverse quebradizos, blandos o deformes. Protege al organismo contra disfunciones esqueléticas como el raquitismo en los niños y la asteoporosis en los adultos.